La crítica de un hombre a su perro. Una visión más allá de una despedida.

Con lágrimas en sus ojos, aquel hombre mira a su perro recostado en la camilla del centro médico. Le reprocha constantemente por que no permanece más años con él, le repite que los doce años que lo acompaño es muy poco tiempo para enseñarle lo que es el verdadero amor. El perro no evade la mirada de los ojos de su acompañante, pero más que una mirada triste por parte de su mascota, se puede apreciar una mirada de alegría, de agradecimiento y de un sinfín de sentimientos frente a su familia, aquella que le brindo los mejores momentos de su corta pero sustanciosa vida. En este espacio lleno de sentimientos y recuerdos, aquellos momentos de felicidad, risas y cuales emociones buenas le aporto el perro a su hombre y viceversa, invaden toda la veterinaria. En este momento, fue que pude llegar a comprender aquella frase que escuche hace ya un tiempo, “Los humanos necesitan entre 50 a 60 años para aprender a amar, nuestras mascotas ya nacen con ese sentimiento”. Una mascota más que una necesidad o un privilegio, se ha vuelto un amigo, un miembro de la familia; por lo tanto es normal que nos afecte en gran medida su despedida. Sin embargo pensar en aquellos buenos momentos gratificantes que vivimos al lado de aquel ser vivo ayuda a calmar esa tormenta de emociones negativas que nos dejó su partida.

Para resumir todas estas expresiones, me queda decir que ninguna de nuestras mascotas que emprendió su despedida, quisiera ver su propietario en estado de lamento y lágrimas; Desearían que la persona que les brindo tanta felicidad, sonriera, fuese fuerte, y más que todo que aquellas mascotas sean recordadas como un gran ejemplo de un amor incondicional.

Estas cortas pero verdaderas palabras van dedicadas para aquellas mascotas que dejaron huellas en nuestros corazones y que han tenido que partir para cuidarnos desde otra dimensión.

Dr. German Calvo. MV